Los obispos de Galicia, el Amazonas y un Premio Nacional de Literatura

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL

PACO RODRÍGUEZ

06 may 2024 . Actualizado a las 17:41 h.

Equivocarse, cuando se habla de lo que está por venir, es fácil. Y muy frecuente, de hecho. Especialmente cuando uno no cuenta, entre sus escasos dones, ni con el de la clarividencia ni con el de la profecía. Sin embargo, en ciertas ocasiones muy especiales, uno tiene la sensación de que está habitando los recuerdos del futuro. Como, por ejemplo, cuando lo invade el convencimiento de que algo abre un camino nuevo. Porque entonces vuelve a tomar conciencia de que, por más cansados que nos podemos llegar a sentir, conviene no olvidar jamás lo que Faulkner decía: que el horizonte, como los sueños, hay que tenerlo a la vista siempre.

El caso es que esa misma sensación —la de que el futuro está más cerca— la tuve yo el jueves, cuando las cinco diócesis gallegas (Santiago, Tui-Vigo, Lugo, Ourense y Mondoñedo-Ferrol) celebraron, en el compostelano hotel Puerta del Camino, un acto que nace con la intención de tener continuidad, a partir de ahora, año tras año: la presentación de la memoria Iglesia en Galicia. Un encuentro que, además de servir para dar a conocer los datos estadísticos más actualizados —entre ellos, que Galicia cuenta, a día de hoy, con 1.200 sacerdotes, 3.486 catequistas, 1.484 integrantes de comunidades religiosas, 3.644 parroquias y 35 monasterios—, tuvo como objetivo último presentar a la Iglesia gallega, ante la ciudadanía, como lo que hoy verdaderamente es: una gran familia y, al mismo tiempo —en palabras de los obispos—, «una comunidad de fe».

Durante el acto se proyectó un vídeo en el que aparecieron, dando testimonio de su compromiso y de su vida, personas procedentes de los más diversos ámbitos; entre ellas, la directora del colegio de las Mercedarias de Ferrol, Sonia González. Y, además, entre quienes intervinieron en el acto para explicar en persona su experiencia se encontraban Celia Sánchez, catequista en la parroquia de Meirás, y Javier Acosta, agente de pastoral que, como laico, desarrolla una intensa labor en la Unidad Pastoral de As Pontes, en estrecha colaboración con el párroco, Juan Pablo Alonso Rolle.

Allí, en Santiago, estaba, presidiendo el acto, el arzobispo de Compostela, Francisco José Prieto; y, junto a él, los obispos Fernando García Cadiñanos (Mondoñedo-Ferrol), Leonardo Lemos (Ourense), Luis Quinteiro (Tui-Vigo) y Alfonso Carrasco (Lugo). Y estaban, también, representantes de los más diversos ámbitos de la vida de Galicia, entre los que no faltaron ni el teólogo Andrés Torres Queiruga, miembro numerario de la Real Academia Galega, ni el escritor Alfredo Conde, Premio Nacional de Literatura.

Sostienen los obispos —y así lo subrayan, de hecho, en la publicación que se difundió durante el encuentro— que la fe de la Iglesia también se expresa a través de la «multitud de obras que colaboran con el bien común de la sociedad, que ayudan a su crecimiento humano, que promueven a la persona en todas sus dimensiones...». Y recuerdan, además, en este sentido, que los 4.645 voluntarios con los que Cáritas cuenta en Galicia atienden, en total, a 71.808 personas; que por los centros de rehabilitación para toxicómanos pasaron durante el pasado año 1.486 usuarios; y que Manos Unidas, a través de sus proyectos de cooperación internacional, atendió el pasado año, en distintos países del mundo, a 6.625 personas.

(Las cifras, a veces, hablan por sí mismas).

Especialmente conmovedor resultó el testimonio del misionero Ramón Iribertegui, que pasó 60 años en la Amazonia venezolana, donde dijo haber aprendido infinitamente más de lo que pudo enseñar. «El mayor misionero —señaló— es el Espíritu».