El cambio climático calienta el mercado de futuros y lleva a ebullición el precio de tu café

María Cedrón REDACCIÓN | LA VOZ

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Jeffrey Arguedas | EFE

La cotización del grano continúa al alza por el cambio climático, el conflicto del mar Rojo y las dudas sobre el veto en la UE a productos de áreas deforestadas

07 may 2024 . Actualizado a las 20:15 h.

No hace mucho tiempo, en esta esquina del oeste de Europa llamada Galicia había algunos bares que aguantaban, contra viento y marea, el precio del café en un euro. Pero una tormenta perfecta agitó los mercados de futuros en Londres y Nueva York y, ayudada por los vientos que empujaron también al alza el precio de la leche en el campo y la distribución, rompió las cuerdas con las que estos hosteleros mantenían ancladas las tarifas del cafelito con leche, el preferido de los españoles. Ahora, a menos de que se trate de cafeterías de centros sociales donde los precios están marcados por la administración, es extraño encontrar establecimientos donde baje de 1,20 o 1,30 euros. Pero también los hay donde está a 1,60 e incluso supera los dos euros, cuando lo que se pide es un café de especialidad. Pero estos últimos, elaborados a partir de granos de alta calidad y cuyas cerezas son recogidas a mano, son otra historia.

Porque no todo el café es de la misma calidad, ni logra el mismo aroma. Solo la diferencia entre un robusta o un arábica es notable. El último, con el doble de cromosomas, tiene una mayor complejidad aromática y resulta más caro porque, entre otras cosas, su cultivo es más complicado. Le gusta la altura.

Más allá de eso, no sería nada extraño que tanto la hostelería como la distribución tuvieran que actualizar al alza de nuevo el precio del con leche, el cortado, el carajillo o el solo largo porque la tormenta que sacude esos mercados de futuros donde cotiza esta materia prima blanda —término utilizado para aquellas que se cultivan y no se extraen— no tiene visos de amainar. De hecho, la cotización del café robusta, el más barato y utilizado para las bebidas solubles, marcó un récord el pasado abril al cerrar en la London Robusta Coffee Futures, donde cotizan los granos de esta variedad, el mes con un precio medio de 4.021 dólares, superando el promedio de 3.700 dólares que había alcanzado en 1994. Marzo había cerrado a un promedio de 3.479 dólares la tonelada. Y precisamente la subida constante de la cotización de los robusta experimentada desde el pasado mes de octubre ha izado en la ICE Futures U. S. de Nueva York el precio de los granos verdes de plantas de arábica, una variedad más cotizada y que representa en torno al 57 % de la producción mundial frente al 40 % que supone la robusta.

Pero no hay un único factor capaz de explicar esta constante ebullición de cotizaciones que deberían de empezar a poner en guardia a los hogares. Por algo el café es la segunda bebida más consumida en el mundo, por detrás del agua. Solo por la comercialización de granos en verde esta materia prima mueve, con precios de finales de abril, en torno a unos 46.000 millones de dólares anuales en todo el mundo.

El analista de Rabobank, especializado en el mercado de futuros del café y asentado en Londres, Carlos Mera, indica que «la cosecha pasada de café robusta en Vietnam, el mayor exportador de esta variedad, no fue tan abundante como se esperaba. A ello hay que sumar el conflicto en el mar Rojo que ralentizó la llegada de los cargamentos de materia prima a Europa». Porque, como añade el economista y docente en la Universitat de Girona, Joaquim Clara, «los barcos que normalmente venían desde Vietnam por la ruta del mar Rojo y del canal de Suez tuvieron que desviarse bordeando África y atravesando el cabo de Buena Esperanza hasta descargar en puertos como el de Barcelona o en Países Bajos. La ruta es más larga. Lleva más tiempo, pero también supone un mayor gasto de combustible».

Sequía en Vietnam

Pero las variables que agitan las bolsas no se quedan ahí: «La sequía esta afectando a Vietnam, un lugar donde la irrigación es fundamental en muchas partes del país para la producción de café. La falta de lluvias parece no deparar una muy buena cosecha, lo que sumaría un segundo año con producciones más bajas de lo normal. Mientras la demanda de café continúa creciendo en todo el mundo», explica Carlos Mera.

Y añade que entre las grandes compañías de importación europeas también sobrevuela la incertidumbre de no saber cómo se realizarán las inspecciones en frontera, a partir del 31 de diciembre, para hacer cumplir la ley que prohíbe importar a la UE materias primas como el café de áreas deforestadas con posterioridad al 2020 y saber qué materia prima fue cultivada en ellas o cuál no: «Eso está haciendo que estén comprando ahora para acumular stock antes de esa fecha porque hasta ahora no puede entrar ningún café cultivado en esas zonas restringidas porque la planta precisa de tres años como mínimo para dar frutos», dice.

Alta volatilidad

A eso hay que añadir, a juicio de Joaquim Clara, el interés de los fondos de inversión por comprar futuros de café al observar que la tendencia al alza de su consumo en el mundo, unida al menor volumen de las cosechas, puede llegar a generar una escasez que prolongue la tendencia alcista de las cotizaciones. Porque lo que suele ocurrir en los mercados de futuros es que cuando se teme un desabastecimiento, aumenta la volatilidad de precios al apurar las compras para garantizar el producto.

Lo que ocurre es que la inestabilidad que provocan los fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más frecuentes, en los mercados está agotando el margen de contención con el que hasta ahora parecen haber estado jugando tanto las grandes multinacionales que dominan el mercado del café como los pequeños microtostadores que quieren ofrecer productos de calidad a precios relativamente asequibles.

Un reportaje publicado el mes pasado por The Wall Street Journal explicaba, por ejemplo, que Lavazza —uno de las principales compañías de café del mundo—, pese a obtener unos ingresos de 3.000 millones de dólares el año pasado, había visto cómo su rentabilidad se reducía por el aumento del precio del grano verde, sobre todo el robusta, y su decisión de limitar los aumentos de precio de sus productos.

No explicaba el reportaje cuáles serían los planes de la multinacional italiana en caso de continuar la tendencia alcista, pero a mucha menor escala desde un pequeño tostador gallego avanzaban hace unos días que «los precios del café y de la leche han subido tanto en los últimos tiempos que, de continuar de este modo, pronto tendrían que hacer algún ajuste».

Brasil se consolida como el líder que produce más del doble que Vietnam 

No hay duda de que Brasil es líder mundial en producción de café. Después de recuperarse de las heladas que habían mermado su cosecha un año antes, en el 2023 de sus cafetales salieron unos 62,6 millones de sacos de sesenta kilos cada uno. Los cálculos recogidos en un informe del departamento de Agricultura estadounidense (USDA), elaborado el pasado diciembre, auguran para la campaña 2023/24 una cosecha de unos 66,3 millones de sacos, una cantidad que supone más del doble de los que según esas mismas cuentas podría empaquetar Vietnam, segundo productor mundial de café con unos 27,5 millones de sacos, un 95 % de los que son de robusta. En Brasil esa variedad es combinada con el arábica (44,9 millones de sacos). El tercer puesto del ránking lo ocupa Colombia con unos 11,5 millones de sacos para la campaña 2023/24, todavía por delante de Indonesia (9,7 millones), Etiopía, (8,35 millones), Uganda, (6,85 millones), India (5,810 millones), Perú (4,2 millones), México (4,090 millones), Guatemala (3,435 millones), Nicaragua (2,660 millones) o China (1,800 millones). Pero estos países productores no son los que más café consumen. Porque los que más café beben en el mundo son, adivinen, los finlandeses.